Juanbeltz: tradición familiar

Cada amanecer el pastor despide a la luna para fundirse en armonía con el prado y la borda. Inicia una jornada más las artes del pastor, actividades consensuadas con sus ovejas latxas, el perro Ekin y su makila.

EL CASERÍO MITXETONEA


La familia Juanbeltz inició la actividad económica ganadera en el caserío de Mitxetonea de Beruete. La arquitectura de este caserío de tres plantas y gran tejado a dos aguas, permite satisfacer sus necesidades pastoriles. La planta baja está diseñada para el proceso de elaboración de los quesos. Los gruesos muros de piedra permiten unas condiciones idóneas de humedad, luz y temperatura para la maduración de los quesos. Las habitaciones de la vivienda se extienden por la segunda planta, y la tercera, denominada “ganbara”, se utiliza para recoger y secar los frutos: manzanas, castañas, nueces, avellanas, etc. La huerta, el silo para el ahumado del queso y una moderna corraliza complementan el volumen del caserío.

MILES DE PASOS HACIA LA BORDA

Es posible tomar contacto con los pastores Ignacio, José Mari y Esteban porque ellos practicaron el oficio de pastor a lo largo del siglo XX: elaboraron el queso en la txabola de Iontza, cercaron con setos sus prados y construyeron las sareas. En la actualidad, esas habilidades pastoriles perviven a través de sus hermanos Joaquín y Ramón y los hijos Luis Mari, Ignacio, Simón y el nieto Asier. Todavía mantienen vivas sus enseñanzas y secretos en torno a la fenología pastoril, el mantenimiento de las bordas, el cuidado de las ovejas y la elaboración artesanal de los quesos: “Insalas” y “Juanbeltz”. Hoy como ayer, Ignacio camina hacia la borda. Al aproximarse a ella, se podría captar su gesto de pastor consumado en una fotografía perfecta: eleva su “makila” y da una orden en euskera a su perro Ekin. El perro ágil saca el rebaño de la borda y lo dirige a un nuevo escenario, el prado. ¡Cuántas horas de entrenamiento y fantasía!

LOS RITMOS DEL PASTOR

A finales de octubre descienden del monte las ovejas para evitar las primeras nieves y las emplazan en los prados próximos a las tres bordas de la familia Juanbeltz: Insalasko Borda, Iontzako Borda y Beheiko Borda. Son los meses de invierno y primavera los de mayor dedicación y trabajo para el pastor. Por la mañana temprano ordeñan y transportan la leche en tanques frigoríficos al caserío, después conducen las ovejas a los prados. Mientras Luis siega con la guadaña la hierba fresca para nutrir a las ovejas parturientas, Joaquín prepara los biberones para complementar la alimentación de los corderos y extiende el helecho seco para organizar las “camas” de las ovejas. El resto del tiempo lo dedican a la limpieza de las cuadras y los equipos de ordeño. En mayo esquilan las ovejas y las señalan con una mota de pintura oscura (distintivo del rebaño de “Mitxetonea”) antes de subirlas a los rasos del Ireber.


ARTESANOS Y PAISAJISTAS

Casi no existe el tiempo libre para estos pastores. Además de vigilar los rebaños atienden el mantenimiento de las bordas, arreglan la “sarea”, podan los fresnos, recogen el helecho y lo colocan en “metas”, mantienen adecuadamente los caminos y setos que circundan los prados, preparan la leña para el fogón... Y lo más imprescindible, siegan y acarrean la hierba de los prados hasta los silos y la “ganbara” de las bordas. Cuando la luna adormece el rebaño los pastores comentan la jornada de trabajo con la sugestión de acariciar un nuevo día.

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